

El cobre destaca como un material importante en los sensores de temperatura por varias razones: alta conductividad térmica, excelente estabilidad y confiabilidad, versatilidad en diferentes tipos de sensores y un atractivo costo-beneficio.
Sensor de temperatura de cobre 10Ω @ 25 ° C
Estos sensores se fabrican con un núcleo cerámico donde se enrolla el elemento sensor, que es un alambre de cobre. Luego, este conjunto se recubre con resina aislante para altas temperaturas.
Los sensores de cobre están diseñados para tener una resistencia nominal de 10Ω a 25 °C y cumplir con un coeficiente de temperatura α = 0.00427 Ohms/Ohms/°C.
La clase de tolerancia más comúnmente utilizada para los sensores de cobre es ±0.2% a 25 °C.
Aplicaciones de -40 a 260°C
Son adecuados para aplicaciones que van desde -190°C hasta 260°C.
Debido a sus diversas ventajas, como alta conductividad térmica, estabilidad, precisión y costo-beneficio, los sensores de temperatura de cobre se utilizan en una amplia gama de industrias y áreas, incluyendo:
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Industria:
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Control de procesos industriales.
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Fabricación de equipos.
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Refrigeración y climatización.
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Sector automotriz:
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Motores automotrices.
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Sistemas de escape.
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Sistemas de enfriamiento.
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Electrodomésticos:
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Refrigeradores y congeladores.
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Hornos y estufas.
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Lavavajillas.
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Medicina y salud:
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Equipos médicos.
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Esterilización de equipos.
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Investigación biomédica.
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Otras aplicaciones:
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Aire acondicionado residencial y comercial.
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Calentadores y sistemas de calefacción.
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Agricultura: Monitoreo de la temperatura del suelo, invernaderos y almacenes.
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Es importante destacar que los sensores de temperatura de cobre también se utilizan en otras áreas, como la aeroespacial, electrónica, investigación científica e incluso en hogares inteligentes. Su versatilidad, precisión y confiabilidad los convierten en herramientas esenciales para una amplia variedad de aplicaciones que requieren una medición precisa de la temperatura.



